11.21.2010

Bífida y trífida.


Gracias por la paciencia. Como prefiero calidad antes que cantidad, a toda la fanaticada le agradezco la espera. El Venadito ha vuelto. Sin embargo, para que no me montoneen, no vuelvo sola. Es necesario darle un cauce decente a este blog; por tanto, recurriré a la inmoralidad, arrebatos, tormentas, violencia, carnalidad, lenguaracidad y sanguinareidad de ni más ni menos qué...

Satana Timbales.

La Satana es una maravilla. Ella sí se expone con la tercia en un juego de viuda, en tanto que el Venadito no toca sin tener por lo menos un full. Donde el Venadito finge decencia, la Satana se vuelve demencia, se incendia.

Volvemos, por partida doble. Con el triple de torceduras psíquicas. Con el cinismo necesario de quien llega tarde. Como turistas del desastre. Con una menor dosis de racionalismo -si es que alguna vez lo tuvimos-. Ofrecemos la fascinación que acompaña a los autodestruídos y a los morbosos.

Evítese los reproches a las que suscriben por haber tardado tanto. A otra zorra con ese mink. Mejor vamos entrando en materia. Y antecedemos, porque aquí no se responde chipote con sangre: cualquier parecido con la realidad -que cada vez se está poniendo más rara- es culpa de la Satana Timbales.

7.29.2008

Felices Los Normales (con el perdón de Fernández Retamar, a uso de crónica de policías y ladrones).

"La Verdad juega en segunda
división."

Paco Ignacio Taibo II.


"Hermano, cayó la ley, está rodeada
tu casa."

Los Tigres del Norte.


"La necesidad de semejantes leyes
no se comprende bien,
y la triste referencia no muestra para
nada sus misteriosos recursos."

Pierre Klossowsky.



¿Me obligarán? Si los implicados de esta tragicomedia me leen, me van a despellejar. No le hace. Lo mejor que puedo hacer con esta historia es sacarle provecho. Venga de ahi...


(Nota venadística: Los nombres de los implicados han sido cambiados para mantenerlos en el anonimato... Qué la chingada, los conocen).



La madrugada de un sábado me encontraba decentemente durmiendo en mi habitación, cuando una turba iracunda y desquiciada irrumpe en mi depa. No sólo en mi depa, en mi cuarto. Cabe aclarar que la turba iracunda sólo se componía de Anabel Lee, Cielito Huehuetoca (mis housemates) y Blas 003 (flamante pareja de Cielito Huehuetoca e incondicional cófrade de francachelas del Venadito que suscribe). Para acabarla de chingare, en el depa no había luz; y yo ni bien despertaba cuando toda la raza se había instalado en mi microrecámara y hablaban al mismo tiempo.



El Venadito está habituada a estos despertares sui géneris, pero este pasó a los anales de la historia:



El motivo por el cual se desencadenó la conmoción y alboroto entre mis cohabitantes, se debía a que Josué Butch Cassidy (novio de Anabel Lee), había sido detenido en conocido supermercado por hurto.Lla historia -a lo que entendí-, fue más o menos así: Anabel Lee y Josué Butch Cassidy saen de un bar a las 3 am, ambos enfiestadísimos. Josué Cassidy entra al supermercado por cigarros y sale con un master holy tequilón, jamón serrano, chocolates y sin cigarros. Entrégaselos a Anabel Lee, quien lo vuelve a mandar por cigarros. Josué Butch Cassidy ya no salió, o por lo menos, no solo.

Nota al pie que no está al pie: Al ver que llega una patrulla y el revuelo, Anabel Lee finge demencia, le llama a Blas 003 y Cielito Huehuetoca. Pasan por ella, y deciden pasar por el Venadito -no sé pa' qué-.
Después de que me explicaron los tres la situación, me conminaron a vestirme y e ir con ellos a la Delegación de Coyoacán. Me pongo un chamarrón sobre la pijama, las infaltables botas, agarro mi bolso. Salimos de la casa, mientras la música de Misión Imposible sonaba:
-Agente Blas 003: Especialista en causas perdidas y apadrinado por la mafia del fino barrio de Saint Dominic.
-Agente Cielito Huehuetoca: Ha resuelto casos como "Quién dejó lodo en la nevera" o "Dónde está el tenis que no aparece."
-Anabel Lee de Cassidy: Novia abnegada y postulante para canonización. Tose estrellitas doradas.
-Maestra en Ciencias del Folcklore, El Venadito: Hace bulto y aporta su perplejidad.

Llegamos a la Delegación y encontramos a Josué Cassidy -todavía pedo- esperando conocer su situación. Junto a los ministeriales estaba el cuerpo del delito: una botella de Torres 10 y jamón serrano (Close Up al tic en el ojo del Venadito).

A las cuatro de la mañana no hay mucho que hacer, más que enterarse der la situación del acusado, salir a fumar en medio de la lluvia y evaluar posibilidades. Cielito Huehuetoca insistía en manifestar sus dotes leguleyas, lo cual suscitaba la hilaridad entre los agentes del ministerio (y que con mayor razón nos mandaran a la chingada). Blas 003 cuestionaba sobre el estado de los hechos, Anabel Lee permanecía en una calma de shock -mientras firmaba recogiendo las pertenencias del acusado-, y El Venadito -su servilleta- ... pues nomás no hacía nada. A las 6 de la mañana, ensopados, estresados y develados; optamos por ir a tratar de dormir.

Cuando consideramos hora prudente, regresamos a la Delegación los cuatro para llevarle al flamante preso tacos para la cruda y enseres varios que facilitaran su poco cómoda estancia. Estar en el teatro del pánico una hora detrás de otra es... es... Bueh, es estar en el teatro del pánico y na' más.

Por la mente del Venadito pasaban varias cosas. En primera instancia, no había ninguna clase de sentimiento hacia el presunto delincuente. Mi mayor preocupación era Anabel Lee, quien se conducía mecánicamente y lloraba por lapsos de dos minutos. Acto seguido, recuperaba la compostura.

El sistema de jurisprudenciaen el DF es impresionante. Los integrantes de dicho sistema hicieron perdedizos una cámara y un anillo del detenido, nos hicieron perder horas y más horas sin la concresión de nada. Hartos, volvimos al depa por más enseres para Josué Cassidy. Cuando volvimos, nos agarran con el notición de que -con pena y todo-, ya se lo habían llevado al Reclusorio Norte (donde para esas horas y a estaría departiendo con la crema y nata del crimen).

Cielito Huehuetoca se pone en modo bestia, y con su cuarto semestre en ciernes de Derecho, se pone a gritar su manualito de Leyes Mi Alegría (Jingle: 'con las Leyes Mi Alegría, aprendemos y jugamos'). De los abogados a los que les llamamos, ninguno hizo siquiera acto de presencia. O cobraban cantidades impresionantes.La desmoralización se hizo presente, y de vuelta al depa a pensar en otra cosa.

Después de ese fin de semana atroz, el Venadito se cuestionó: ¿A qué se debe que los grupos de amigos tengan actividades como tomar cafecito, reunirse sanamente, ir al cine o a cenar? ¿Y que con mis amistades las situaciones consisten en delegaciones, cuidar individuos en estado inconveniente -o en su defecto, que se me cuide a mí cuando se me bota la pastilla-, buscar fiestas en lugares inhóspitos, buscar maldad en lugars estratégicos, o evitar ataques tumultuarios? Tal vez nunca lo sabremos.

EPÍLOGO:

*Josué Butch Cassidy se aventó 5 semanas de vacaciones en el Reclusorio Norte por su pendejada. Salió contento, descansado, en ese lapso tuvo fiestas cada tercer día y lo apadrinó un conocido secuestrador. Nos redactó un bonito glosarió de frases célebres del reclusorio y conoció a la Banda de los relojes Cartier.

*Anabel Lee enfermó de los nervios, martes y jueves cocinaba platos fabulosos para llevarlos al reclusorio y coleccionó amorosamente peculiares souvenirs del mismo.

* Blas 003 se volvió el hombre de la casa. Involucróse seriamente con la mafia de Saint Dominic, apadrinado por el conocidísimo tío Phillipe.

* Cielito Huehuetoca descubrió que las leyes no son los suyo, y ahora sirve de pantalla a las serias transacciones de su novio, Blas 003. Ella y Anabel Lee se tomaron la botella de tequila de Josué e hicieron un escándalo.

* El Venadito ya no vive en zozobra constante, practica el Zen y le hace novenas a la Virgen del Rayo. Y claro, lo suyo, es el cabaret.

Contingencias: el departamento de la que suscribe fue asaltado. No una ni dos veces, si no tres, en el lapso de tiempo que Josué estuvo de vacaciones en ReNo. Pérdidas: Dos laptop, un PSP, dos tarjetas de crédito, un Ipod y efectivo. Ah, y revolvieron mi cajón de calzoncitos. Karma instantáneo y equivocado.

3.15.2008

El cielo puede esperar (pa' la rumba, mi tumba...)


“Quiero ver amanecer, pero del otro lado ver
amanecer y que todo se quede aquí para saber
que yo sigo vivo...”

Padre Nuestro, Los Fabulosos Cadillacs.

“Suerte que tienes, colega, suerte que tienes de
estar vivo. De tener carne y sentimiento y sangre que
se te mueve por las venas, porque te hubieras
perdido de esto y ahora ya nadie te lo puede quitar.”

Arturo Pérez –Reverte.



Casi me dan matarile, y eso que de mariquita tengo lo justo. Sin embargo, siendo hija de Cocodrilo Dundee, nieta de Chanoc, ahijada de Chuck Norris y comadre de Indiana Jones; se me hace que todavía queda Venadito remolón por mucho rato.

La situación fue a saber: el 3 de Febrero, la que suscribe se encontraba concluyendo sus dos merecidas semanas de carnaval en su estancia en la bicicletera Guanatos City. Se dirigía hacia la central de autobuses, para de ahí partir hacia Chilangolandia; y era transportada por sus sempiternos cófrades Karla Cervecer y Chilango Abraham. A la altura de la calle de Alcalde, esquina con Manuel Acuña, antes de las 11 pm; le pido a Chilango Abraham que se detenga para bajarme a un cajero. Solícito, él se detiene y a su vez el Venadito cruza la calle sin tráfico, mientras el semáforo está en amarillo.

Yo sé pura chingada qué pasó. Sólo recuerdo un carro embistiéndome y yo con mi último pensamiento sublime que consistió en un: ‘ya valió puritita madre.’ La defensa del auto embistió contra mis pantorrillas del lado izquierdo, mi hombro derecho abolla feamente el cofre del carro, pego contra el parabrisas y vuelo por los aires contra el pavimento, pegándome del lado derecho de la cabeza. No pasan ni diez segundos cuando mi reacción es levantarme y correr a la banqueta, no sea que el auto ahora sí me apachurre. Al momento de levantarme, alcanzo a ver el chingadazo impreso con alguna parte de mi cuerpo en el cofre del carro, y al conductor vuelto en pánico (Nota aclaratoria: la trayectoria posible del impacto y de mi cuerpo fue pensada, deliberada y racionalizada mucho después. En el momento del accidente yo tuve la misma conciencia que podría tener una muñequita de trapo en el centrifugado de la lavadora). Corrí –como pude- hacia la banqueta, con el cuerpo hirviendo y llorando del miedo. Me esperaban Karla y Chilango, colapsados. Yo, entre llanto, nomás pedía que me llevaran a la central de autobuses. El conductor que me embistió se había orillado, varios curiosos se acercaban para preguntarme cómo estaba, Karla me abrazaba sistemáticamente y el Chilango se le tiraba a matar al conductor (el cual, para objeto de esta narración, lo llamaremos Alfredo Contour).

Karlita, con su sensatez característica, cachetea tres veces al Chilango y le exige que me lleve rightmotherfuckernow a la Cruz Verde. Ella se queda con Alfredo Contour y lo despoja de su cartera. Chilango y yo nos dirigíamos al hospital mientras yo no paraba de llorar. Él, al tiempo que conducía, le telefonea a Masito –mi pariente renegado-. Diez minutos antes, en la Embajada de Lost Mochis –el hogar de mi pariente y de dos artistas más, Jota Pe y Rumi- , las cosas habían ocurrido de la siguiente manera: al momento de que yo salgo con maletas todos respiran con alivio, Jota Pe apaga las luces como antro que se cierra y determina que se acabaron los folcklores y el carnaval. Pasados diez minutos, mi pariente recibe la llamada fatídica por parte del Chilango:

Chilango: ‘Wey, atropellaron a tu carnala, vamos a la Cruz Verde.’
Masito: ‘Ja, ja, ja, ya wey.’
Chilango: ‘No, neta wey, viene conmigo, vayan a la Cruz verde.’
Masito: ‘Ja, ja, ja, no ya, ¿qué pasó?’
Chilango: ‘¡Neta, cabrón, atropellaron a tu hermana!’
Masito: ‘Ja...ja...ja...’
Chilango: ‘¡¡Neta, wey, atropellaron a tu hermana!!’
Masito: ‘(...plop...)

Acto seguido, comienza la fuga en la Embajada de Lost Mochis. De algún lugar –nadie supo de dónde- se escucha la musiquita de Batman (tirirririririririririrí ¡Batman! tiririririririririrí...) y salen disparados con rumbo a la Cruz Verde: Masito, Jota Pe y Rumi. En ese ínter, Chilango y yo llegábamos a la sala de urgencias. Entro caminando y me siento a llorar en una camilla, mientras el Chilango da mis datos. Yo olvidé el nombre de la calle de la Embajada. En ese momento irrumpen en la sala de urgencias con la musiquita todavía sonando: Batman (Masito), el Guasón (Jota Pe) y Alfred (Rumi). El Chilango discretamente se sale a conmocionarse a un rincón, Masito me abraza con su sismográfico temblor esencial benigno multiplicado al cuádruple, Jota Pe hace berrinche porque no lo dejan pasar y Rumi le da palmaditas a todos. Mi pariente me lleva a que me tomen radiografías (de frente y de perfil), me devuelven a la sala de urgencias a que me inyecten en la nalga izquierda un relajante muscular, toman más datos, dan papeles de instrucciones y me mandan de vuelta a casa.

Ya estando ahí con toda la cofradía, Jota Pe me administra medicamentos, revisándome exhaustivamente desde las pupilas hasta que caminara con clase. Se vale de la ayuda de Karla para verificar que no hubiera una varilla enterrada en algún sitio de la que yo no me hubiera percatado. Menny Murga -otro personaje en la Embajada- hace su aparición con su cabello púrpura enmarañado y derrapando el taxi que lo transportaba. Todos notamos su conmoción al momento de que me abraza –puesto que repele el contacto físico y evita el roce-. Chilango nos obsequió a mí y a Karlucha con un flanecito. En ese contexto, nos pusimos a recrear la situación. El Venadito explicaba lo que se acordaba, Chilango lo que vio, Karla lo que oyó. Masito trataba de dejar de temblar mientras atendía las llamadas calamitosas de mis progenitores –mi sacrosanta madre exigió la versión de los hechos de todos los presentes, hasta de los que no estuvieron-. Jota Pe establecía mi horario de medicamentos y Rumi jugaba por ahí. Menny me dice, sabiamente, parafraseando un diálogo de la película de Fight Club: ‘Mañana por la mañana, el desayuno te va a saber mejor que ninguno en tu vida, vas a concluir todo lo que dejaste de lado...’ Yo lo interrumpí con un pucherito. Este Venadito nunca dejó de sentir que se lo pudo cargar la chingada. Y que no se lo cargó.

Después de deliberar una y otra vez sobre el modo en el que transcurrieron los hechos, después de develar placa por las quinientas representaciones del atropello –aventón, dijo Jota Pe; me estaban dando un aventón literal-, después de evaluar la gama de opciones que yo tenía pa’ agradecerle a los dioses, a la vida, a la Virgencita, a San Malverde, al Niño Fidencio y a quien se dejara, la raza se fue cansando y retirando a sus hogares para pensar en cualquier cosa menos en choques. La Embajada se organizó: me sacaron un colchón para ponerme en exhibición a media sala, Jota Pe me hizo un último chequeo, mientras yo caminaba como si acabase de parir óctuples; Menny escogía la selección de películas para no dormir mientras me velaba el sueño –más bien: mientras coordinaba que no me saliera sangre de las orejas ni que me convulsionara entre miles de alcasétzer de espumarajos-. Vimos Apocalypto. Menny me cuestionaba todo lo que yo pudiera saber en torno a los rituales mayas y Jota Pe me preguntaba las tablas de multiplicar. Desperté a la mañana siguiente y lo primero que pensé fue: ‘no me morí y estoy viva.’

Masito y Jota Pe me llevaron de nuevo al hospital, de donde me regresaron quesque porque ni me había convulsionado ni me había salido sangre por los ojos. Me dejaron tranquilita en la Embajada, y se va toda la cofradía –Karla, Jota Pe, Masito y Chilango- a arreglar cuentas con mi atropellador. Habían establecido cita previa con él y se comprometió a cubrir mis gastos médicos. Dicen que Alfredo Contour se hallaba realmente asustado –no se supo si más por mí que por el carro, o viceversa- y todos pudieron contemplar en vivo y a todo color el chingadazo que ostentaba el cofre del auto. Mientras tanto, el Venadito se sirvió un thé en una tazota con vacas pintadas y se salió a la banqueta a tomárselo. Me dolía todo el cuerpo, pero me senté en el piso a ver los cables de luz, a los perros en la calle, a los niños con mamás y con mochilas. El mundo se veía realmente bonito.

Nos fuimos todos al centro a desayunar tacos de canasta. Tomé dos de chicharrón, uno de papa y otro de adobada. Menny y Tyler Durden tuvieron razón: fue el mejor desayuno de mi vida. No era negocio morirse en domingo, cuantimenos la noche del domingo.

¿Qué me pasó? Dos moretes en las pantorrillas, un morete grandote en el hombro derecho, uno en la pelvis derecha y el codo, un golpe en la cabeza del lado derecho.
¿Qué me pudo haber pasado? Uta, ni escribir. Huesos rotos (uno o más), cadera y/o cuello y/o columna dislocada, raspones, daño en la cara (¡y de eso vivo!), fractura de cráneo, quedarme paralítica, perder los recuerdos o la memoria, o ya de plano, morirme.

El Venadito no halla si catalogar el suceso como un portento o como un milagro. No importa. Importan (ahora más que nunca) quienes quiero y me quieren, mi posgrado, mi rumba, el solecito por la mañana, el prender recuerdos e írmelos fumando, el pozole de la cena, el azuquítar pa’l café con caracoles, mi escapulario en la mano, las velas que prendo en la noche, mis huesos tronadores y completitos, la playa que siempre me espera, mis dos faros que siempre alumbran, las cervezas con cumbia, las letras propias y ajenas, el poder escuchar. El tener cuello para mis collares y el mezcal, pies para mis botas y el reggaeton, boquita de volcán con granadas maduras y lengua deslenguada de perico de arrabal, manos huesudas con uñitas rojas de la Catrina que no me llevó, columna de ceiba que sostiene una espalda tatuada de cruces, las alitas de mis tobillos, piernas para los vendavales que provoca mi falda, dientes para voltearme de la risa y ojitos de candela para que se me arrasen a cada rato, cadera traquetera de viborita de madera, oídos para los tambores y palpitares, brazos para derretir y memoria para compartir. Y la bendición de tener siempre a quién abrazar.

No queda más que agradecer, querer, hacer las cosas lo más decentemente que se pueda y darme cuenta de que todavía me di el lujo de caerme con unos rones encima y hacerme un raspón. Perderle el miedo a los motores, reconciliarme con lo reconciliable (y con lo que no, pues no). Recordarme mi casi ningún derecho de sentirme sola, deprimida o con la bandera a media asta. Con una chingada, y así lo ha dicho el Venadito: si el cofre de un carro pasándose el semáforo con la luz en amarillo no pudo con esta furia tropical, entonces a ver qué sí. El Venadito se transmutó en Venadito Wolverine.
La muerte es celosa y es mujer, y se encapricha con los que no debe ¿Pa' qué chingados quiere otra pinche huesuda, protagonista, caprichosa y asesina? Por eso todavía no me quiere a mí.

12.19.2007

De aquí soy.

"Ahora que Dios me dio licencia de volver..."

Canción popular.


"...Nos queda el mar y un buen pescado que comer

a tu lado, y eso sólo será si vuelves, claro..."

E. Bunbury.


La ven a una y creen que es fácil. Después de cinco meses retacada en chilangolandia, después de un fin de semestre compartido con múltiples dolencias que oscilaron desde una gripa hasta el advenimiento de una muela del jucio; después de aventar las entregas académicas finales, de sufrir casi tres semanas de sobriedad, de aguantar el estrés del síndrome prevacacional en hordas de chilangos cuya condición per se es vivir en el encabronamiento, ya el Venadito está en Lost Mochis disponiéndose a disfrutar de un ameno y merecidísimo período vacacional.

Hace unos cuántos días yo ya estaba con maletitas hechas, dispuesta a emprender la travesía de 1800 km. que me separaban del rancho. El proyecto de la trayectoria constaba de las siguientes etapas:1) Irme a Toluca, 2) pernoctar ahí para estar a las infames 6 am del domingo, 3) tomar el vuelo que me llevaría a Culichi City, 4) ser pepenada ahí por un familiar que se irá al cielo por el hecho de llevarme a la terminal de autobuses a las 8 am, 5) abordar un camioncito de Culiacán a Lost Mochis. Pero no fueron enchiladas. Rafa, con el acomedimiento que lo caracteriza y su espíritu filantrópico ofrecióse a llevarme a la terminal (la neta no es cierto, yo le estuve chingue y chingue que me llevara, para no tener que atravesar media ciudad en metro con un maletón de mi tamaño). Como él es sumamente precavido, hizo averiguaciones previas y determinó que lo más sensato en un sábado de quincena era llevarme a la central de Taxqueña.


Ahi vamos los dos, yo histérica por el tráfico; él, íntegro e inmutable. Llegamos a la central, yo voy monísima como mujer de mundo con maleta y boina, pido un boleto a Toluca. Me contestan: 'mija, de aquí no hay salidas a Toluca, váyase a la central de Observatorio.' Sin perder la sonrisa, me dirijo a otra línea y pido lo mismo. Se ríen y me contestan que me cambie de central. Pregunté tres veces más antes de caer en el descontrol. Rafa me seguía pacientemente arrastrando mi maleta. Determinamos ir a la central de Observatorio. Presa de pánico, enfilamos hacia un rumbo inexacto, pues 1) él no sabía como llegar, 2) yo menos. Nos perdimos como tres veces o más, su jefe nos daba instrucciones por teléfono; cuando creímos que íbamos bien nuestra dirección era el aeropuerto, hicimos un montón de tiempo. Pedíamos instrucciones y las escenas recurrentes eran más o menos así:

-Venadito:(gritando desde la ventana, y con la vena de la frente saltada): 'Buenas noches, buen hombre, ¿Sería tan amable de indicarnos el camino hacia la Central de Observatorio?'
-Transeúnte: 'Usté váyase derechito pa'l lado contrario de viaduto, agarre todo viaduto para que se vaya más rápido, no agarre pa'l peri, y ahi va a ver luego luego.
-Venadito: 'Muchas gracias!' (dirigiéndose ahora a Rafa) 'Entendiste?'
-Rafa: (sonriendo): 'No.'


Horas más tarde, después de vueltas y vueltas a lo imbécil, después de una carga de gasolina y que Rafa se parara al baño, después de recorrer tres veces el mismo trayecto en direcciones contrarias, llegamos a la Central. Él nomás me aventó y se fue, para ese momento su compostura había desaparecido y maldecía la hora en la que se le ocurrió llevarme quién sabe a dónde. Yo abordé mi autobús y me olvidé del mundo. Llego a Toluca, todo transcurre primermundistamente hasta las 5.30 de la mañana del día siguiente, donde una de mis primas va y me deja en el aeropuerto; que a esa hora parecía central de autobuses de cuarta. Me encuentro al Ale, que da la nota de folcklore al momento crítico. Llego a Culiacán con el oído achicharrado (de chicharra, no de chicharrón); uno de mis primos -igualmente desmañanado- me pepena y me deja en la central para que yo finalice el último lapso de tres horas pa' llegar a Lost Mochis.


Llevo tres días aquí. Ya se me quitaron mis males, ya subí como cuatro kilos, ya mi carita se ve sonrosada y rozagante. El Venadito anda toda chiqueada y esponjosa con sus jefazos. Aquí ya se resuelve todo, y lo que no, no vale madre. Los lectores que no conocen este lugar idílico se preguntarán: ¿pos qué chingados hay? y los que ya conocen, me darán toditita la razón.


Ahi nomás pa' que se den un quemón: los hot dogs de Fátima, los tacos del Güerosidas, los aguachiles, mi Panzón de Oro y sus cenas gourmet improvisadas, el café de mi casa -en ningún lado sabe igual-, el cigarro que me fumo debajo de mi arbolón, los desayunos de mi jefa, los seis de ocho a cuarenta pesos de Pacífico, los callos de hacha rumbo a Bachomobampo, los ostiones que me intoxican del Maviri, los atardeceres en el latifundio, los amaneceres bien borrachos en la playita, el Crudalia, los desayunos con los compitas y las pedas también, Pictionary con la Fer, los folcklores de la Karla, mi perrito artrítico que siempre sale a saludar, las chelas de expendio y también las de aguaje, los tacos del Zurdo y del Chavo, el Popeye, el Pueblito y el Ranchero, las chips preparadas, las uvolas y las empanaditas del Oasis, cantar peda canciones del As de la Sierra, ls caguamas en el patio servidas en floreros, las tortillas de harina, el chilorio, etecé, etecé...


A la mera y en dos semanas ya estoy harta. No creo, pero ahorita, ando imparable.

11.25.2007

Cerrada por crímenes a la humanidad ("Lo maté por amor, me quería dejar por otro").

"The devil speaks truth
much oftener than he's deemed.
But he has an ignorant audience."

Lord Byron.

"Nunca entiendo el móvil del crimen,
a menos que sea pasional."

J. Sabina.

"¿Qué culpa tiene la estaca,
si el sapo salta y se ensarta?"

Chicoché.

Me ganaron el jalón. Ahi anda el Venadito como loca, despotricando con respecto a partir madres, a matar por celos y a morir por el primero que se deje, pero gata que maúlla no araña y nomás me quedo con mi desmadre inconcluso. Mientras tanto, con menos alharaca y más rating en los medios, ocurre un suceso que al parecer nomás me dejó consternada a mí. Podríamos argumentar que fue opacado por el escándalo de Fabiruchis y la prensa sensacionalista, pero de eso haré especificaciones más adelante. Como aaquí yo manejo fuentes fidedignas, principios de autoridad y trabajo haciendo periodismo serio; recurriré en este desglose a lo que siempre me ha funcionado: mi veldá. Y a quien no le guste, pues que no me lea.

La noticia que me tiene consternada es el hecho de que en Lost Mochis un chamaquito de 19 años, sonriente, guapetón, de bonita dentadura y simpatía arrolladora; sin más preámbulo se escabecha a balazos a su pareja, connotado funcionario académico de un alma máter que no es la mía (léase la UAS). Y digo sin más preámbulo porque el pinche Venadito escandaloso ahi anda cerveceando y gritándole al mundo que madreará, que golpeará, que capará; y toda una sarta de barbaridades que nomás promete y nunca cumple. Por el contrario, ni se anima y ahi anda lloriqueando por los rincones cuando no la ven o vuelta un moco al minuto 15.34 de un filme romanticón. Y por más que siga despepitando contra el género humano, masculino o lo que sea, ándale que se la madrugaron.

Pues nuestro personajazo, flamante asesino pasional y paisano, defensor de la fidelidad, ícono de la lealtad de pareja, criminal confeso por gusto propio y demás epítomes que le quieran endilgar; le vuela la crisma a su querido-novio-señor, lo tira a un canal (pa' los que saben, el canalón que está por los Álamos enfrente de la Colonia Burócrata) y se va a dormir a su casa. Aplausos y fanfarrias, por favor.

Tres días más tarde, aparece el flotante cadáver del funcionario, y el chamaquito sin ningún empacho va y se entrega a las autoridades correspondientes. De forma paralela, el mismo día ahi andaba el Venadito en Lost Mochis pasando el puente del día de Muertos; con cinco cervezas en la panza cantando a voz en cuello: '...te voy a chupar todo el protoplasma, todo el protoplasma, todo el protoplasma, te voy a chupar... y a ver qué haces sin protoplasma, joder...¿qué vas a hacer, sin ojos sin lengua, sin pelos, sin alma, y aparte sin mí? ¡Cabrón!...' 1 Pero ya ven cómo es, la neta no hace nada.

Posiblemente me caigan oleadas de comentarios recriminándome por apoyar un asesinato, mi querido tío el monseñor que ofició la misa del asesinado me excomulgará, la coordinación de la UAS borrará mi expediente (bendito Dios!), el mundo farandulero me dará opiniones sobre la madriza fabiruchesca, mis detractores me querrán madrear a mí, y los fans del Mochaorejas me pedirán que escriba su biografía. Pero como nadie me lee y me encanta dar explicaciones no pedidas, ahí les va. A quien le quede el saco, pues que le haga dos hoyitos.

-Respuesta a los de Provida, monjes budistas, sociedad protectora de funcionarios públicos y cualquier otro que se me escandalice: Yo no apoyo asesinatos, o por lo menos no del todo, y mi postura ética ante el crimen no la voy a discutir aquí. Lo que le aplaudo a este asesino no es el crímen en sí, sino el haberlo hecho sin escándalo y responsabilizarse de lo que hizo al entregarse. Y por si fuera poco, todavía sonreír y saludar a las cámaras. Si mucha raza tuviera ese coraje, a los de Provida les faltaría con quién engrosar sus filas, los funcionarios públicos no me la harían de jamón con mis trámites de titulación, los escandalizados se dejarían de mojigaterías y los monjes budistas, pues seguirían siendo monjes budistas.

-Respuesta a mi tío el monseñor y su latente excomunión hacia mi persona: Ya se había tardado. Pero le aclaro que tengo temor de Dios: mis orgasmos duran lo que duran tres credos y ostento un escapulario de San Malverde en mi muñeca derecha.

-Respuesta a los que viven en carne propia el dolor de Fabiruchis: Pa' empezar, los móviles del crimen hacia Fabián Lavalle y el de este asesino dolido y solitario carecen de relación. Díganle de mi parte al aludido conductor de televisión que los besos se pagan al contado, para que no falten y para que no se lo madreen a uno sin que lo pida.

-Respuesta a la coordinación de la UAS: Ustedes nunca me han visto (ahora el Venadito desaparece tras una estela de humo).

- Respuesta a mis detractores: ¿Ustedes qué hacen aquí? Váyanse al blog de mi hermano.

-Respuesta a los fans del Mochaorejas: ¿Cuándo empiezo?

Ahora mi fanaticada se preguntará, presa de la consternación: '¿Qué va a hacer ahora el Venadito, si su faceta rompemadres resultó ser un fiasco?' Pues nada. La que suscribe está ahorita tranquilita, frente a una lata de pulque 'La lucha' (older than tequila, stronger than beer) -gracias, Isra-, olvidando el asesinato como una de las bellas artes y contemplando otras formas de artisteada. Buscaré otra tumba pa' mi rumba, seguiré salseando en el bar Dos Naciones, figuraré del brazo de altos personajes del espectáculo, tiraré el machete por la ventana y me pondré a hacer cualquier cosa que me haga sentir un poco más Carmen Salinas y un poco menos el Venadito como criminal.

1 Orozco, Regina. Protoplasma.

*
Ahi con la pena, les debo la imagen de la noticia.

10.29.2007

Con dos camas vacías con Joaquín Sabina

Rásquele -ay, dolor, ya me volviste a dar-.

"...Pero que decirie mentiras él pesarie mucho,

e que les avisaba en cosa que con él tratasen no le mintiesen,

ni trajesen maneras de traición."

Andrés de Tapia, Cartas de Relación.

"No conozco a nadie que mienta como tú,

que con tanta disciplina, precisión y sinceridad..."

E. Bunbury, Puta desagradecida.

Este video (el de arribita), ni yo lo hubiera caracterizado mejor.

10.19.2007

Solicito matarife (se busca perrito caliente que me quiera locamente).

"¿Hasta qué punto el mentiroso

deveras miente, deveras se

propone engañar?"

Octavio Paz, El Laberinto de la Soledad.


"Locos por naufragar, salieron a bailar..."

J. Sabina, El rocanrol de los idiotas.


Ando buscando a un cabrón para partirle su madre. Y no precisamente uno en particular, si no a todo aquel ente que presente un esbozo de lo que expondré a continuación.

Existen esa clase de relaciones efímeras que tanto a mí como a la generalidad nos duran menos que dos peces de hielo en un whiskey on the rocks. Todo transcurre dentro del cliché: salida entre dos personas, el coqueteo consabido, plática amena, cerveza sabrosona, confesiones, empatías, mamadas por el estilo. Generalmente esto se da en algún contexto o momento mágico en el que la soledad está haciendo estragos. O no mágico, pero se cree que lo es. Es normal. Cualquier relación que se precie de serlo empezó así o de un momento a otro se llega a este punto. Lo que pasa después determina la complejidad, duración, intensidad y demás bagatelas de la vida en pareja, pero eso no es precisamente de lo que me quiero quejar.

El pedo comienza cuando al día siguiente de dicha salida, chapaleando la cruda, una despierta inexplicable y terroríficamente de buen humor. Y digo terroríficamente porque no precede a nada bueno que ese buen humor conlleve a recordar a la persona con quien se coqueteó / hubo queveres / le gustó. Hasta aquí, sigue pareciendo el rosa inicio de cualquier bonita relación. Cuando ya de plano la cosa valió pura chingada es cuando empieza el diálogo con una misma, en el que se toma la decisión -porque se está tomando una decisión, por más cruda que se ande-: 'Bueh, me late el tipo, no está mal para salir un rato, sólo será una cuestión efímera, me la pasé bien, me agradó la plática, me gustaría volver a verlo, guaraguaraguaraguá...'

Chin. Puta madre. Ya valió madre. Ya valió puritita madre, porque empezó la pelotera. Y no digo que ya se fue todo al jiote porque uno empiece a querer, quiera o querrá al individuo en cuestión. Eso no necesariamente pasa, que no, que no. Principalmente en esta clase de relaciones que una se plantea de antemano como efímeras, eso no pasa, unoa no quiere a la otra persona. Lo que es peorcito: se entusiasma.

Aquí es cuando una se debe hacer a la idea de ahorrar una buena lana, poner sobreaviso a los compas, esconder objetos punzocortantes, preparar la discografía de Sabina, Chabela, José Alfredo, Lupita D'alessio. Adelantar trabajos académicos, comprar tinte para el pelo, apartar mesa en el bar predilecto por una semana, surtir el refri de caguamas -con un holy tequilón por si hace falta-, hacerse de dos o tres blusas con escote hasta el ombligo, ponerle un chingo de saldo al celular y sacar cita con el terapeuta de cabecera. Para todo esto se requiere mucha lana, tiempo y sobre todo, estar prevenida.

Sin embargo, lo anterior NO es para despilfarrarlo o aprovecharlo con el nuevo y efímero ligue. Es pa' después.

A la postre del entusiasmo, seguirán algunas salidas y otros encuentros con el efímero y novedoso tipo. En esto no voy a precisar, puesto que puede llegar a ser sumamente variable. En el ínter de esas salidas, una anda sin maquillaje, con la seguridad hasta el tope, jacarandosa, sintiéndose más inteligente porque ha racionalizado la situación; no se involucrará y sólo durará lo estrictamente necesario pa' que una no se sienta sola. Y es verdad. Da seguridad, se siente rebonito, la jacarandosez se percibe, y una no se involucrará. Manque no lo crean, es neta.

De antemano, con el tipo en cuestión se dejan planteadas las cosas más o menos así, sintiéndose madura, sensata y racional:

-Una dice: 'Mira, ante todo soy sincera, cuando yo ya no me la pase bien te lo diré, pero ahorita me la paso chido y me agrada tu compañía.'

-El Otro dice: 'Eres increíble. Yo aprecio muchísimo a la gente sincera, puesto que yo lo soy. Y lo mismo va de mi parte, si ya no estoy agusto te lo diré sin chingaderas, somos personas adultas, si salimos es para pasárnosla bien, blablablablablablá...'

Y chíngate, pendeja, porque te lo creíste toditito. Pero toditito.

El problema ahora no es ni la duración del evento, ni que una se entusiasme, ni nada por el estilo. Se sabe a priori que la situación no va a durar y por otra parte una está en todo su derecho de entusiasmarse. Aquí la bronca es que en el momento menos pensado, el tipo desaparece. de inicio, se cree que no hay pedo, pues cuando quisiera desaparecer, él diría que ya no estaba agusto. Posteriormente, una se da cuenta que el pseudo ligue ya valió pa' pura chingada. Y lógicamente, es necesaria, o por lo menos cortés, una explicación. ¿ACASO ES MUCHO PEDIR, CHINGADAMADRE?

En el mejor de los casos, dicha exlicación se obtiene. Y reiteraré para quienes no leyeron bien: en el mejor de los casos. Y cuando es así la neta, de la incertidumbre a esa clase de explicaciones; pos ya lo que caiga es bueno. La explicación estará plagadita de lugares comunes: 'No eres tú, soy yo'...'Es que estoy confundido.' Evito enumerar clichés por respeto a mis lectores. Si el cabrón en cuestión tuviera los huevos para decir: 'La neta, estás bien pendeja / ya me hartaste/ me aburrí / fumas mucho, o lo que sea; será cabrón, aparte cínico y dará mucho coraje. Sin embargo el berrinche se pasará en horas. Pero difícilmente es así.

Ahora, es cuando empiezan las preguntas idiotas de la parte afectada, que se hace a sí misma: '¿Por qué entonces me dijo que sería sincero? ¿En qué la cagué yo? ¿No seré lo suficientemente bonita / inteligente / amena...?'

En la barra de ese bar ella volvió a llorar...

Señores: ahora empieza el despedorre.

Fase 1: Autocompasión. Incomprensión. Decepción. Depresión. Autoevaluación física y de carácter, enumerando las cosas que podrían no gustarle al individuo. llanto, mucho. Autoflagelación, que se puede presentar en depilacioes sistemáticas, tratamientos faciales llenos de saña y brutalidad, arremeter contra las uñas, preferentemente hasta que sangren; comer compulsivamente.

Fase 2: Sangre y pelos. Hacer como que se hace acopio de fuerzas, reunir a los compas de mayor confianza, maquillarse frenéticamente y salir a pistear sintiéndose la reina de la noche. pa' ver si se agarra algo. Generalmente no se agarra nada. Una acaba hasta el camote de peda, dando el papelazo y regresa sola. A la mañana siguiente, es sentirse más sola que nunca, más cruda que nunca y más jodida que nunca.

Fase 3: Más sangre y más pelos. Reunir compas de escasa o nula confianza. Salir a arrabalear maquillada hasta las lonjas, con falda dos centímetros abajo de la tanga, dar el desfiguro total. Contarle la tragedia a quiense atraviese. Comportarse como perra dolida -literal-, lo cual es peligroso, pues el género masculino huele la desesperación. Terminar pagándole la peda al primer imbécil que pase, nomás para besuquearlo. Volver a casa sola con pérdidas que pueden ir desde collares hasta caídas, y sintiéndose jodidamente jodida.

Fase 4: En vista de que otro fracaso de las magnitudes anteriores ya no sería solamente inadmisible, intolerable e inaguantable, si no hasta ridículo; se da la preparación de un ridículo diferente. Una se queda en su casa, se pone hasta la chingada de peda escuchando a José Alfredo y repitiendo pinchemilveces la mismita canción. Generalmente se rodea de amigos, los cuales ya están hartos de presenciar la sistematicidad de las mismas escenas -nada más con cambio de utilería- y escuchar las mismas vainas de la tragedia, ad infinitum.

Las fases anteriores van acompañadas de algunos elementos comunes: Llamadas o mensajes impetuosos y calamitosos al aludido, pérdida de memoria en torno a cuántas veces se ha dicho o hecho lo mismo, generación espontánea por parte propia de pena ajena, y otras lindezas que posiblemente el lector ya detectó.

Cuando una se obsesiona (y este no es argumento mío, aparece en un diálogo) deberían ponerla en cuarentena, darle un permiso especial para faltar a la escuela o al trabajo, recluírla.

Por eso ando buscando un cabrón. Para involucrarlo en una relación efímera conmigo, yo que
soy exitosa, valiente, la que no se queda callada, astuta, apreciada, inmarcesible, avisada, bonita, perseguida, adorada, orgullosa, la nota principal, inteligente, fantástica, increíble, la que sabe conquistar, deslumbrante, rutilante, despampanante, buena lectora, hay que contar conmigo para la cumbancha y el desmadre, elegante, derrocho clase, tengo porte, devoradora, animada, melómana, divertida, interesante, sensual, folcklórica, pintoresca, amistosa, impredecible, confiable, leal, musa, multiorgásmica, realizada, trabajadora, me cuido, caigo bien, admirada, envidiada, centrada, independiente, argüendera, un estuche de monerías, eficaz, tenaz, realista, surrealista, feliz, ingeniosa, esforzada, me como la lumbre a puños, apreciada, madura, inmadura, disfrutable, codiciada, maravillosa, sagrada, glamorosa, sofisticada, fría y calculadora, distinguida, instruída, virtuosa, sabrosa, deseada, privilegiada, distinta, única y agraciada.*

Que pierda la cabeza por mí y así vengar a ciertas jovencitas que han sufrido los desacatos que ya expuse.

Dicen que esta es la Fase 5. Yo no lo sé de cierto, nomás lo supongo.

*Gracias, Benny, por haberme compartido hace un chingo el texto donde encontré todos estos adjetivos.